No podemos negar que la Internet ha cambiado un buen número de industrias. Algunas, como la industria de la música, todavía hacen “pataletas” para que los cambios no sean fuera del control de la misma industria, y otros como la prensa escrita, está haciendo una rápida migración hacia los medios digitales.
En las casi dos décadas que tiene la Internet, los cambios han sido vertiginosos, y todavía no conozco el primer éxito de una estrategia de represión. La industria discográfica ha mantenido una “persecución implacable” al intercambio de archivos digitales, sin embargo esto no ha detenido el gran cambio en la industria, que no es que quiera “piratear” la música, sino que ya se comprobó que las personas quieren comprar la música que desean, no las que las casas disqueras quieran mezclar en un disco.
Los medios escritos antes tenían la posibilidad de ser vigentes dentro de su frecuencia de publicación. Una revista semanal trata temas no tan recientes, pero vigentes dentro de la semana de su publicación. Un periódico diario tiene noticias dentro de ese rango de tiempo, y la televisión, en especial con los canales de noticias, cada dos o tres horas están actualizando los sucesos.
Todos estos medios tienen recursos limitados, entiéndase, reporteros. A pesar de haber incorporado sistemas de participación de usuarios, todavía no han podido llegar al nivel de aceptación y participación que han tenido y desarrollado las redes sociales como Facebook, y los sitios de microblogging como Twitter, en donde la constante actualización del “que esta haciendo ahora” de cada persona, o “en que está pensando” hace que cada uno de los miembros de la red, su red de amigos y conocidos, esté enterado precisamente de estas actividades, a la velocidad de Internet.
A esto se le agrega entonces la disponibilidad del acceso a Internet en los dispositivos móviles y se aumenta entonces el acceso a la información, a la que se puede enviar y sobre todo a la que se puede recibir. La interacción es inmediata.
Es difícil que los medios tradicionales puedan andar a este ritmo, no está dentro de su estructura, sin embargo ya ve uno muchos medios que se basan en la información que transita por Internet para generar sus propias historias.
La inclusión del video en Internet permite que las ediciones en televisión puedan aprovechar la “fama” de Susan Doyle, la cantante británica, o el video de “Tiene Huevo Presidente”, o la “confundida” respuesta de la candidata a Señorita Panamá, que muchos vimos primero por Internet, luego lo comentaron en la radio, y por último se retransmitió por televisión.
De todas maneras hay una responsabilidad periodística y un rigor en el manejo de la “verdad”. ¿Qué tanta credibilidad se le puede dar a una noticia que aparece en estas redes? Hay un factor importante, y es que uno tiene amigos enlazados en estas redes. Este componente de “familiaridad” con la persona permite que las cortinas de la desconfianza se bajen por completo, y se crea todo lo que ahí se diga. Realmente no hay razones de peso para dudar de ello tampoco.
Cabe preguntarse: ¿será que todavía necesitamos de medios reconocidos para confirmar ciertas noticias? ¿Será que los medios reputados tienen mucho temor precisamente de perder esta reputación, por cuenta del “afán” periodístico que los lleve a transmitir una información no confirmada?
Creo que es hora de revisar la velocidad con la que los medios tradicionales y reconocidos puedan confirmar las historias que se comunican rápidamente por la Internet, para que no terminen siendo también relegados a contar historias que todos ya conocemos, como la información de un periódico de domingo. Se siguen necesitando medios reconocidos y responsables, pero tienen que ajustarse a la velocidad a la que nos estamos acostumbrando a “consumir” información.
fuente.deltaasesores.com