Muchas personas encuentran muy difícil seleccionar un logotipo entre las distintas alternativas surgidas durante el proceso de diseño.
A continuación, listamos algunas sugerencias:
1. Testee cada diseño. Pregunte a sus clientes, empleados y allegados sus opiniones respecto a los distintos diseños. Por ejemplo, puede habilitar una encuesta en su página web, u ofrecer a sus clientes un presente a cambio de completar una encuesta de opinión sobre los diseños. Es increíble la rapidez con la que surgen las tendencias de opinión que deberá considerar para la elección final.
2. Intente ver los diseños con los ojos de sus potenciales clientes. Cuando una persona se involucra en el proceso de diseño del logotipo, tiende a prestar atención a aspectos del diseño que usualmente pasan desapercibidos por quien observa el logotipo. Observar el diseño en conjunto, en busca del equilibrio, es la clave del éxito. Un color en particular, una fuente o una forma por si solos no harán extraordinarios a su logotipo. El carácter distintivo de un diseño surge de la armonía de sus componentes, de su equilibrio global.
3. El logotipo de su empresa es Marketing, no pasiones. Muchas personas incluyen en sus logotipos referencias a preferencias personales tales como mascotas, destinos turísticos o hobbies. Es cierto que no se puede negar el placer que ello puede ocasionarle al dueño de la empresa. Pero el logotipo, ante todo debe comunicar la identidad de la empresa y su posicionamiento comercial.
4. Sobre papel, y también…. Aunque debería haber sido contemplado por el diseñador, algunos diseños permiten su aplicación sobre distintos materiales más fácilmente que otros. Si planea bordar su logotipo sobre uniformes o rotular los vehículos de su empresa, asegúrese que el diseño permitirá hacerlo conservando sus características fundamentales.
5. Renault no es sólo un rombo. En algunas oportunidades el cliente cree no ver un logotipo, sino sólo «un dibujo» en un boceto. Desarrollar una marca es un proceso que excede al desarrollo de un logotipo. Cuando mira el logotipo de una empresa que cotiza, está observando millones de pesos invertidos en darle significación a su marca. En realidad, si mira esos logotipos con detenimiento, se dará cuenta que la mayoría son muy simples, y hasta primitivos. Todo boceto padece de esa «falta de historia», que surge del proceso paulatino de asignar significados a un significante.