Cuando la memoria RAM empieza a llenarse, Windows 10 comienza a comprimir páginas de memoria antiguas para que ocupen menos espacio, como sucede cuando creas un fichero ZIP a partir de múltiples archivos. Así que, por ejemplo, si tienes una aplicación ejecutándose que llevas un rato sin tocar, en lugar de copiar la información de ese programa a tu disco duro, Windows simplemente la hará más pequeña, pero la mantendrá en memoria. A cambio, por supuesto, utiliza más ciclos de CPU al tener que descomprimir la memoria comprimida.
De todas formas, este comportamiento afecta muchísimo menos al rendimiento del PC que si el sistema tuviera que recuperar los datos del disco duro (incluso de un SSD) desde la “memoria virtual”. Así que incluso con la compresión, es más rápido buscar esos datos en la memoria que cargarlos de la memoria virtual del disco. Toda esa memoria comprimida que crea Windows 10 se almacena en el proceso System.
Por eso parece que se infla con el paso del tiempo. Cuanto más tiempo lleves con el PC encendido (y más aplicaciones o pestañas de tu navegador tengas abiertas), Windows tendrá que comprimir una mayor cantidad de datos en memoria). Los usuarios de Mac llevan usando una función similar desde 2013, e incluso en versiones más actuales de Linux el kernel emplea un tipo de compresión de memoria. A pesar de que parezca preocupante en el Administrador de Tareas, este método de conservar la memoria no sólo es mejor, sino que ya es bastante común en otros sistemas operativos.