Este es el problema más común de Windows desde el inicio de los tiempos. Todo el mundo lo ha vivido, pero no todo el mundo sabe por qué pasa. Varias razones: con el tiempo el registro y el espacio en disco se fragmentan y el procesador tiene que trabajar más para acceder a la información (esto ha mejorado bastante desde Windows 7, y en Windows 8.1 tarda más en pasar). Discos duros a reventar de datos, programas que inician con el sistema y consumen memoria sin necesidad, y malware consumiendo recursos sin que el usuario se de cuenta. Hay otras causas, y algunas relacionadas con el hardware pero vamos a resolver estas que son las más comunes.
Desfragmentar el disco duro y el registro: si tienes versiones anteriores a Windows 8 deberías probar con aplicaciones para la desfragmentación, Deffragler es una buena opción gratuita, o la misma herramienta que incorpora Windows. Ahora, en Windows 8/8.1 esto no es necesario, y el sistema lo hace de forma automática constantemente.
Borrar archivos temporales, cookies, y otros estorbos: esto ayuda bastante con la velocidad de navegación y con problemas de cargas de páginas. Aunque cada navegador tiene su propia opción para hacerlo, yo prefiero usar el buen CCleaner, que es gratuito y lo vengo usando desde hace años para «limpiar» mi sistema. Una vez por semana o cada 15 días es una buena idea.
Remueve la mayoría de las aplicaciones al inicio: si usas Windows 7 abre el menú de inicio, escribe «ejecutar» y en el cajón ingresa «msconfig», en la pestaña de servicios que inician con el navegador elimina todo lo que no consideres necesario. En Windows 8 solo necesitas abrir el Administrador de tareas y deshabilitar cosas en la pestaña «inicio». Pista: el 99% de las cosas son innecesarias, elimina todo y tu sistema iniciará más rápido.
Mejora tu hardware: si tu PC va demasiado lento es posible que necesites una mejora. Si tienes 3GB de Ram o menos estás un poco en problemas, en especial si usas Google Chrome.fuente.hipertextual