El Nintendo Direct que la compañía ofreció ayer con motivo del E3 fue uno de los más surrealistas en mucho tiempo. Pero entre todo, Miyamoto dejó entrever una pequeña perla: cómo fue el proceso de creación del primer Super Mario con papel cuadriculado y papel cebolla.
Hace 30 años, Super Mario Maker es, técnicamente, un homenaje al trigésimo aniversario del juego, los recursos eran muchísimo más limitados y antes de enviar cualquier cosa a producción, a los programadores, esta tenía que ser diseñada y evaluada cuidadosamente.
Para ello, Miyamoto y su equipo diseñaban primero los niveles en papel cuadriculado y cuando eran necesarias modificaciones, las realizaban sobre papel cebolla.
Los cambios tenían que ser los mínimos porque, por limitaciones de diseño y de código, una vez se había construido un nivel concreto ya no eran tan sencillo modificarlo.
La “magia” y la personalidad que tienen cada uno de los niveles de ese mítico Super Mario tiene un origen en realidad bastante sencillo.
Según Miyamoto, la mayoría de las veces esos niveles eran el resultado de dibujar algo que, simplemente, a él le apetecería jugar, el equipo de diseño y algunos retoques aquí y allá hacían el resto.
El mítico primer nivel servía también como tutorial para el resto del juego y pasaron bastantes horas pensando y diseñando cada uno de los elementos.
La idea era “arrojar” al jugador sin más al comienzo del juego y que él fuese poco a poco descubriendo todas las mecánicas.
Los goombas al inicio y los champiñones (mushrooms) fueron diseñados con la intención de que el jugador percibiese al instante que debía huir de ellos o eliminarlos.
Estos eran algunos de los primeros conceptos: